domingo, 27 de abril de 2014

Rostro de vos

Anoche tuve una pesadilla. Soñé que me despertaba y entre el desorden de mi cuarto aparecía  alguien, sin rostro y sin nombre. Me hablo de Neruda, y me tarareó la canción que cantaba Holly en desayuno con diamantes, tenía la mirada tan perdida como Marilyn Monroe y las piernas tan bonitas como las de Ava Gadner, hablaba con el mismo acento uruguayo de Mario Benedetti y con la misma convicción de quien lucha por lo que cree. Me hablo de la libertad y me pregunto si alguna vez me había enamorado. Le dije que no. Me sonrió. Luego se acercó para lo que yo creí besarme, pero se paró en mi comisura para susurrarme palabras casi intangibles que aún rebotan en mi cabeza:
        Mira cielo -su voz entre atorciopelada y ronca me hipnotizaba- voy a ser franca. No crees en nada, incluso me alegro a veces de ello, sinceramente me hace gracia cuando miras, con esos ojos de quien esta perdiendo la cabeza, incredula al mundo. Como si pensaras que nada existe, como si creyeras que es todo un maldito sueño. Otras veces, como si fueras una persona completamente distinta, olvidas cualquier pensamiento que se pueda parecer a la filosofia de Descartes y te vuelves más simple y frágil. Miras a tu alrededor, ya no incredula sino esceptica, y sientes un tremendo vacío. Un vacío de los buenos, eso sí, de esos que por no llevar ningún peso te sientes libre. (Y al fin y al cabo qué es la tristeza sino un sentimiento de liberación cuando te das cuenta de que el mundo te pesa demasiado y lo dejas caer sutilmente). Cielo escúchame, ya sé que tienes sueño- tomo una pausa mientras se encendía un cigarrillo, fumo y exalo el humo con una elegancia que jamás había visto- estas sola, tremendamente sola. Tienes miedo. Miedo de no saber quien eres, y de no conocer absolutamente a nadie. Quires ser libre mientras te emborrachas y fumas hierba y llevas la falda más corta de toda la discoteca, pero cariño, ya sabes que todo eso es una ilusión, ¿por qué te cuesta tanto reconocerlo? Llevas tanto tiempo asustada, ¿sabes? que sea la última vez que rechazas a alguien por hacerte féliz-otra pausa, ya no fumaba, esta vez se río con frialdad negando con la cabeza- Eres curiosa, por intentar huir de los barrotes invisibles que nacen junto a los sentimientos, te has creado tú propia jaula. Estas encarcelada en ti misma, huyes cada vez que alguien te mira a los ojos. Que irónico, siempre te creíste salvaje -rompio a reír, a carcajadas, y no pude controlar el impulso de besarla.
      Me desperté con lágrimas en las mejillas, ella ya se había marchado. Se dejo su dulce aroma y unos tristes recuerdos que aún puedo tocar siempre que la echo de menos.